------------ BLOG EN CONSTRUCCIÓN ------------
En breve compartiremos con vosotros algunas de nuestras MIL REFLEXIONES
Cuando era pequeño y desayunaba Oceanix pensaba “qué bien que ahora me toca clase de inglés y lo haré genial”
El pensamiento crítico y los anuncios de galletas
Entender cómo nos venden las cosas, analizar qué efectos produce en mí un anuncio, cuestionar los valores que presenta una marca es un aprendizaje tan necesario como cualquier otro contenido de primaria o de la ESO.
Llegamos a una clase y les enseñamos un paquete de galletas, les proponemos que nos digan ideas y conceptos para hacer un anuncio:
“¡Con fibra!”, “Riquísimas”, “Con pepitas de chocolate”, “Con Omega 3”, “Que te regalen un juguete”, “2x1”...
Todos suelen ser conceptos que hablan de las características objetivas de las galletas, de su sabor y siempre alguien propone alguna promoción. Pero no, no nos vale, queremos que se fijen en ese algo más, en lo más importante que tiene un buen anuncio, en lo que hace que cuando van al lineal del supermercado alarguen la mano hacia esa caja de galletas.
Vemos muchos de los anuncios de las marcas más conocidas y, con ellos, aprendemos a identificar la emoción, la idea o la sensación con la que enlaza cada marca: Dinosaurus y la diversión, Galletas María y la familia, Princesas y la amistad entre chicas, ChocoFlakes y ese rollo gamberro (para un público más adolescente)... Lo entienden rápido.
Fortalecer el pensamiento crítico en el entorno de los medios de comunicación y la publicidad es una asignatura pendiente en España. Necesitamos que niños y adolescentes aprendan a observar, no a ver, los anuncios con una actitud activa, crítica, que entiendan cómo les intentan vender y qué valores transmiten las marcas que les gustan.
“Yo no veo anuncios”, la frase por excelencia desde los alumnos de primaria en adelante, pero la realidad es muy distinta y que no sean conscientes de que lo hacen es realmente más preocupante aún. Los estudios reflejan que reciben más de 6.000 impactos diarios y, además, en la práctica, hay algo que no falla: todos corean las canciones y repiten los eslóganes de las marcas con el primer fotograma de muchos anuncios.
¿Es casualidad que vistas con esa marca, que calces esas zapatillas o que compres ese refresco? La publicidad es necesaria, tiene un potencial bestial y una función social imprescindible, pero debemos enseñarles a entenderla. Es inconcebible que lleguen a adultos sin cuestionarse de qué manera han modelado los anuncios su forma de pensar, de gustarse a sí mismos o de desear ciertas cosas.
“Cuando era pequeño y desayunaba Oceanix pensaba qué bien que ahora me toca clase de inglés y lo haré genial”, es una frase real, habla por sí sola del impacto de los anuncios en la mente de un niño.
A veces no es fácil ofrecer desde la escuela estos contenidos, marketing, SEO, influencers, branding... son materias en un constante cambio que requieren de una actualización agotadora. Pero, familias y docentes, debemos al menos buscar huecos de reflexión ante el bombardeo mediático al que están sometidos. Pónganles un anuncio y comenten, seguro que ellos alcanzas reflexiones maravillosas.
En las fotos: Aprender desde la práctica. Invitamos a los alumnos a crear su propia campaña y que calen en ellos todos los conceptos aprendidos.
Esta semana nos han defendido sus campañas niños de 8 a 11 años, estas son algunas: Galletas de la Abuela, con las que proponían una alimentación saludable y el cariño de una abuela, Galletas de unicornios, donde invitaban a entrar en un mundo de fantasía, “Todos llevamos colores dentro”, y las explosivas galletas TNT, un anuncio divertido y refrescante para los niños más explosivos.